miércoles, 28 de noviembre de 2012

48) Rolling Stones - Like A Rolling Stone


Un vestido y un amor.
Una tarde como cualquiera, bueno no como cualquiera, era una tarde radiante de primavera de esas que hacen que uno se sienta bien y feliz porque si, por nada en especial por el simple hecho de estar vivo y caminar bajo el sol, sin sentir frio ni calor, disfrutando todas esas cosas que nos regala la primavera, y en ese estado de bienestar como para sumar dicha tuve una revelación, un descubrimiento divino.
Ahí estaba, por fin alguien me había interpretado, alguien había leído mi mente y la había plasmado en  la realidad, después de caminar y caminar durante 35 años tenia frente mío, lo que quería, lo que buscaba hacia tanto tiempo, no me entraba en el cuerpo tanta felicidad, estaba frente a mi, detrás de un vidrio, impecable, reluciente, orgulloso, luminoso, hermoso,……………… “el vestido” de mis sueños, era ese, no me quedaban dudas, lo supe apenas lo vi, tenia el largo correcto, la tela, el color, el corte, las costuras, los botones, los detalles, me zambullí sin perder un minuto mas adentro del local, ese vestido tenia que ser mío, yo y mi cara de felicidad irrumpimos contagiando de alegría a todo ser viviente presente, es decir uno, la vendedora.
Una chica simpatiquísima que llevaba muy bien su posición, entusiasta y proactiva, de esas dispuestas a desordenar toda la pila de remeras o dejarte probar hasta el ultimo trapo y decirte que todos te quedan divinos con tal de que te lleves algo.


Yo: Hola ¿Que tal?
Vendedora: Bien, ¿Cómo estas? ¿En que te ayudo?
Yo: Quería ver el vestido que tenes en vidriera, ¿Me lo puedo probar?
Vendedora: Si obvio, a ver….espera que lo busco, dice esto mientras revuelve perchas
Yo espero ansiosa
Vendedora: ¡Acá esta! Y me alcanza el vestido con aire triunfal.
Lo miro apenas y con cara de desilusión – Discúlpame pero no es el mismo-
Me mira desconcertada
Yo: Fíjate que ese tiene otro escote, yo quiero como el de la vidriera con las tiritas
Vendedora: Tenes razón, vuelve a poner el vestido en el perchero y sigue revolviendo y saca otro vestido – ¡Acá esta!, es este, me lo acerca
Yo, sin agarrarlo lo miro desilusionada –Pero ese es rayado, yo quiero como el de la vidriera a lunares.
Vendedora: Bueno pero es el mismo modelo, es igual ¿No te lo queres probar?
Yo: ¿Pero igual al de la vidriera no lo tenes?
Vendedora: (Ya no tan entusiasmada pero haciendo un esfuerzo) – Espera un momento me fijo atrás si quedo alguno
Espero unos minutos, sola y esperanzada, escucho que ella esta revolviendo bolsas se escucha el crac, crac del polietileno.
Regresa con una pila de bolsas esperanzada y sonriente ella también, compartimos el mismo sentimiento, eso es bueno, las pone en el mostrador y comenzamos de nuevo la búsqueda.
Vendedora: Acá esta, es este ¿No?
Yo: No, este es largo.
Vendedora: Tenes razón, sacamos el segundo de su bolsa,….. largo también
Vamos por el tercero
Vendedora: ¡Acá esta!, yo sabia que me tenía que quedar uno.
Yo feliz, si este si es, lo miro por todos lados y si, es, me lo estoy por probar pero momento, le falta el cierre, esta fallado, se lo digo – Mira esta fallado no tiene el cierre.
Vendedora: Tenes razón, que raro, vino fallado, ¿No te lo queres llevar igual? Te hago un descuento.
Lo pienso, me tiento, miro el vestido de vidriera, miro el cierre que tiene y que le falta al que me ofrecen y me decido por un NO, no va a quedar bien, el cierre original no lo voy a encontrar por ningún lado, no es un cierre común y es un detalle importante del vestido.
Llegamos a la última bolsa, la abrimos sabiendo que es nuestra última oportunidad, esto le da más importancia al acto.
Por fin, ahí estaba, era tal cual, miro cada detalle y no tiene falla, perfecto salvo por………….
Vendedora: A me vas a matar pero esta reservado, me muestra un papel que saca de la bolsa que dice: Ceci $ 100, debe $300.
Vuelve mi cara de desilusión e infelicidad, seré exagerada pero tenia ganas hasta de llorar, me preguntaba ¿Porque exhibían algo en la vidriera que después no me podían conseguir? ¿Por qué el destino nos hace creer que podemos tener algo, nos lo muestra, nos entusiasma y luego nos lo quita?, cosas duras a lo que nos expone la vida.
La vendedora me mira y creo que siente cierta culpa, busca mi sonrisa nuevamente.
Vendedora: Hagamos algo, (lo dice mientras me guiña un ojo), llévate el vestido lo usas con cuidado el fin de semana y el lunes me lo traes y te llevas otra cosa, otro vestido o lo que sea, lo vienen a buscar el martes, así que, unos días te lo puedo prestar ¿Qué te parece?
La miro incrédula, no puedo creer que de verdad me esta ofreciendo esa solución
Yo: No, no, no me sirve, no quiero usarlo un par de veces y que no sea mío, devolverlo, y encima llevarme otro vestido consuelo, gracias pero no es lo que quiero, no es lo que busco, no es lo que hago.
Vendedora: Bueno ¿No se que decirte?, lo intente.
Yo: Si gracias, chau y me voy con la mirada perdida
Vendedora: Chau, espero que lo superes.
Yo: Gracias.

Mientras vuelvo caminando a mi casa ahora sin ver ni sol, ni colores, ni flores, ni primavera, advirtiendo ahora que la ciudad esta muy sucia, están de paro los camioneros y en cada esquina se acumulan bolsas de basura que además de desagradables a la vista son desagradables al olfato y para condimentar la escena desagradable rodeadas de palomas negras, feas, con pinta de sucia y enfermas que se rascan  y comen de la basura putrefacta, advierto también que en el sur se puso negro, es cuestión de tiempo, en breve se viene una tormenta terrible con rayos truenos y demás.
Me pregunto a mi misma:
 ¿Seré muy determinante? ¿Esto es una virtud o un defecto?¿Hay que transar a veces? O ¿Hay que seguir e ir detrás de lo soñado o anhelado? ¿Cuando hay que apretar el freno y replantearse los objetivos? ¿Me estoy perdiendo de algo si no lo hago? ¿Se puede ser feliz con algo distinto a lo esperado o soñado?.

Necia, necia soy, al otro día, después de la lluvia, de los relámpagos y los truenos cuando ya lo peor había pasado y el tiempo parecía componer, me levanto tempranísimo y me voy a recorrer la calle cabildo de punta a punta buscando “el vestido”, ni uno parecido, ni similar, ni fallado, ni usado, ni de otra.

Frase del día: Te vi, llevabas un vestido cuadrille, ya se que trate bastante mal, no se si eras un ángel o un rubí yo simplemente te vi, Fito Páez

viernes, 23 de noviembre de 2012

47) Final de la era del acoso.



Pasaron los meses y yo me olvide de Silvio, empecé a caminar tranquila por mi barrio y ya me había acostumbrado a mi nuevo gimnasio.
Incluso llegue a abrir  y a usar el perfume que Silvio me había regalado, “Very Irresistible” de Givenchy.
Una mañana como cualquiera me llama Lali mi mejor amiga al trabajo, estaba toda dolida y dio mil vueltas para hablar el dialogo que tuvimos fue el siguiente.






Lali: Hola, me vas a matar, ayer hice algo imperdonable.
Se me vino un panorama negro, me preocupe, con Lali somos amigas desde los 5 años, nunca en mi vida se me cruzo pelearme con ella por nada, ¿Pero que era lo imperdonable?
Yo: ¿Que paso? (pregunte con miedo)
Lali: Bueno ayer estaba media tristona, me puse a llorar por Sebas que hace rato que no me llama, bueno vos sabes.
Yo: Si ya se, me hubieses llamado ¿Qué cagada te mandaste?
Lali: Bueno estaba en eso y me toca el timbre Silvio con una picada y una botella de champagne.
Yo: Si
Lali: Bueno nos pusimos a hablar, le conté toda la historia de Sebas, cominos y tomamos champagne, y una cosa llevo a otra, me consoló y demás.
Yo: (ya mas tranquila, creí adivinar la historia que venia) Si
Lali: Boluda me vas a matar terminamos transando y curtiendo.
Yo: Boluda me asustaste ¿Era eso?
Lali: (SORPRENDIDA) ¿No te jode? Pensé que me ibas a matar.
Yo: Pero no, todo bien, si a mi no me gusto nunca, te lo regalo.
Lali: No sabes como me tranquilizas, pensé que te ibas a enojar, no sabia ni como decírtelo.
Yo: No mi vida quédate tranqui mientras puedas, lo único que te digo tene cuidado vos ya sabes mi historia con Silvio.
Lali: Si ya se, pero el esta mucho mas tranqui, no es que me encante pero ayer la pase tan bien, me hizo muy bien estar con el.
Yo: Sabes que me re alegro.
Lali: Bueno hablamos mas tarde porque justo esta Silvio escribiéndome en el chat, esta como loco.
Yo: Dale besos, amiga suerte con eso.

 Si a mi me valió cambiarme de gimnasio, que la verdad no fue muy traumático. A Lali conocer a Silvio le costo una mudanza que fue muy traumática, A las dos semanas de estar con Silvio se tuvo que mudar porque Silvio la volvió loca con acosos y persecuciones. Pobre Lali, yo se lo adverti…..

miércoles, 7 de noviembre de 2012

46) En tiempos de acosos V


La cartera se la regale al encargado de mi edificio, que se puso muy contento, se la iba a regalar a su mujer.
El miércoles fui al gimnasio nuevamente, repetí la estrategia, Javi me tranquilizo, me dijo que Silvio (el acosador) desde el lunes no iba, mientras estaba tranquila haciendo mi rutina a quien veo por un espejo a Silvio, no tenia escapatoria, no me podía ir sin que me viera, a diferencia de lo que esperaba, Silvio no se me acerco, me saludo de lejos con la mano y una sonrisa y se puso a histeriquear con otra chica, cada tanto sentía que tenia la mirada de Silvio en la nuca o en el culo pero no me hice cargo, termine mi rutina lo antes posible y me fui, había hecho una cuadra caminando lo mas rápido posible cuando siento que me llaman, una persona me estaba siguiendo, a esta altura ya sentí miedo, por suerte eran recién las 9 de la noche y la calle estaba súper transitada, me di vuelta, venia casi corriendo Silvio (el acosador), con un paquete en la mano, parece que era otro regalo, tuvimos una discusión fuerte en la esquina, la gente pasaba y nos miraba, no me acuerdo bien que dije, pero estaba sacada, a los gritos le dije a Silvio que me dejara en paz, el forcejeo con migo hasta que me metió en el bolsillo el paquete que traía, por más que le dije de todo no acepto que no le recibiera el regalo, que lo había comprado solamente pensando en mi, que por mas que nos viéramos nunca mas el quería que lo recibiera, me fui a mi casa, camine las 2 cuadras casi corriendo y puteando, hasta la primer cuadra lo pude ver a Silvio que se había quedado parado en la esquina y me miraba, por suerte no se le ocurrió seguirme.
Esa noche tome una decisión, era hora de cambiar de gimnasio,.
Durante semanas camine por mi barrio mirando para todos lados, con miedo, sospechando que Silvio me seguía o me miraba desde algún lado, con rabia me busque otro gimnasio, que me quedaba un poco mas lejos y me salía mas caro pero ganaba en tranquilidad no quería cruzármelo mas a Silvio (el acosador).